Menos yo lo hago por ti y más yo confío en ti
Criar a un hij@ es una de las experiencias más transformadoras, desafiantes y profundamente emocionales de la vida. Desde que nacen, sentimos el impulso natural de protegerlos de todo daño, de facilitarles el camino y evitarles frustraciones. Pero en ese deseo tan genuino, muchas veces caemos en hacer todo por ellos… y sin darnos cuenta, les quitamos oportunidades valiosas para aprender, crecer y confiar en sí mismos.
Hoy te invitamos a reflexionar sobre el equilibrio entre cuidado y autonomía, y cómo encontrarlo puede marcar una gran diferencia en el desarrollo emocional, social y cognitivo de tu hij@.
Autonomía infantil :cuidar sin sobreproteger
La autonomía infantil es la capacidad de l@s niñ@s para tomar decisiones y actuar por sí mism@s según su edad y desarrollo. Desde muy pequeñ@s, incluso antes de hablar, muestran el impulso natural de querer hacer cosas sol@s, como vestirse o explorar. Este deseo de independencia es una parte importante y positiva de su crecimiento.
Según la teoría de la autodeterminación, la autonomía es una necesidad básica del ser humano y un pilar del bienestar. Cuando l@s niñ@s sienten que tienen oportunidades para elegir y que sus decisiones son valoradas, fortalecen su autoestima, motivación y seguridad interna. Esto les permite crecer con mayor confianza en sí mism@s y en sus capacidades.
Fomentar la autonomía no significa dejarlos sol@s ni sin límites, sino ofrecerles un entorno seguro donde puedan aprender a decidir, equivocarse y crecer con el apoyo de un adulto presente y amoroso. Este acompañamiento les ayuda a desarrollar habilidades emocionales, resolver conflictos, tolerar la frustración y adaptarse a los cambios de forma más saludable.
Pregúntate: ¿Le estoy ayudando o le estoy limitando?
Cuando, por miedo, ansiedad o prisa, hacemos todo por nuestr@s hij@s, el mensaje que muchas veces reciben (aunque no sea nuestra intención) es: “Tú no puedes sol@”, “No confío en que lo lograrás”. Y eso, con el tiempo, puede traer consecuencias que afectan su desarrollo:
- Niñ@s dependientes, insegur@s y con baja tolerancia a la frustración.
- Dificultades para resolver conflictos, tomar decisiones o enfrentar nuevos desafíos.
- Mayor ansiedad, miedo al error y conductas perfeccionistas.
- Problemas para relacionarse con otros de forma saludable.
La sobreprotección, aunque nace del amor, puede convertirse en una trampa que limita el potencial de nuestros peques.

¿Cómo desarrollar la autonomía desde casa?
Poniéndolo en práctica …
- Ofrece opciones sencillas: “¿Quieres ponerte la polera roja o la azul?”
- Anímal@ a intentar resolver pequeños desafíos cotidianos, como recoger sus juguetes o servirse agua.
- Valida su esfuerzo, incluso cuando se equivoque: “Sé que fue difícil, pero lo intentaste con muchas ganas”.
- Evita intervenir de inmediato. A veces, un poco de frustración es parte del aprendizaje.
Crianza que empodera: el punto medio
Los estudios en neurodesarrollo son claros: una crianza que guía sin controlar, que acompaña sin invadir, y que confía en la capacidad del niñ@ para aprender de sus experiencias, da lugar a niñ@s más resilientes, curios@s y segur@s de sí mism@s.
“La sobreprotección puede sofocar la independencia y la autosuficiencia. En contraste, una crianza que empodera anima a los niños a tomar riesgos calculados, desarrollar habilidades de resolución de problemas y cultivar la inteligencia emocional.”
Fomentar la autonomía no significa dejar de cuidar, sino cuidar mejor: desde la confianza, el respeto por el proceso de cada niñ@ y la paciencia que requiere el aprendizaje real. Se trata de estar presentes, no para evitar cada caída, sino para dar la mano cuando lo necesiten y celebrar cada pequeño paso que logran por sí mism@s.
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